Yo también soy un Axolotl contemplando la gran pecera de la empatía angustiosa que nos dibuja Cortázar. Julio Cortázar a pesar de nacer en Bruselas y pasar casi toda su vida en Paris estuvo muchos años viviendo en Argentina y en España, pero Cortázar no es un Axolotl, no es un hombre que se haya quedado en estado larvario sino que ha supuesto con sus obras una revolución en el surrealismo literario, con leer “Rayuela” o “62 Modelo para amar” queda demostrado. Sin embargo sus primeros experimentos se manifiestan en sus relatos y compilaciones de cuentos en los que con agudeza y grandes dosis de conocimiento se adentra en la mezcla de estilos narratorios, cambios de voces y visiones desde puntos insospechados. El Axolotl es un mamífero autóctono de la región de México D.F que también puede encontrarse en pequeñas regiones de África, solo mediante productos químicos y cambios en su habitát es posible que este ser realice una metamorfosis que lo cambie de su estado larvario. Lo que n
El Sur, Jorge Luis Borges. "Allí donde todos vamos a perder... a perder un destino, perder un amor, perder... una vida." Este texto al que nos enfrentamos es complejo, ya que Borges juega con diferentes métodos expresivos para contar, con un gran halo de misterio, una historia a medias en la que hace participe al lector. La historia en breves líneas habla sobre un hombre argentino que tras una mordedura coge una infección, que le provoca septicemia, es ingresado en el hospital y a partir de este punto, de forma extraña, el narrador nos cuenta que le dan el alta, se sube a un tren y allí muere a duelo con un puñal. Todo ello con ciertas frases intercaladas que nos hacen pensar que tal vez nunca se hubiera movido de la camilla de hospital a la que fue a parar. A lo largo de todo el relato, salvo en una breve frase que queda justificada el autor nos pr esenta una omnisciencia autorial que se entremezcla con la neutral, por ello vemos ciertos comentarios y saberes que c
Sentí el impulso en mi pecho, algo en mi interior me animaba a levantarme de nuevo, sabia que esto no podía terminar aquí, alce la vista al cielo oscurecido por la noche y me puse como pude en pie, conocía bien la ruta, conocía bien el peligro pero si no llegaba a tiempo la perdería para siempre. Corrí, corrí hasta sentir mis pies ardiendo, a mi paso contemplaba las farolas, los autos e incluso el paso de solitarios peatones pero nadie era consciente, todo a mi alrededor parecía no sentir nada de lo que estaba ocurriendo. Gire una calle, un par de manzanas mas y llegaría hasta allí me dije, normalmente en la ficción uno tiene que detener un avión, salvar a la chica de un villano o llegar en el ultimo momento pero esta situación era diferente en estos momentos iba a ser el ultimo momento para todo el planeta y no quedaba tiempo para hacer mucho, además ¿quien era yo para salvar a tanta gente? eso es cosa de los héroes y a mi siempre me gustaron mas los villanos sobretodo aquellos mo
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