Hombres va con H.
Algún día nos llega el momento en el que la vida te obliga a ser alguien, a elegir un sendero que marcará tus acciones. Pero todas esas decisiones tienen un principio.
1.
Las ultimas gotas de lluvia daban paso a un enorme sol. T se ajustó la chaqueta de cuero negro y del bolsillo pequeño e interior sacó unas grandes gafas de sol, luego un cigarro y lo encendió apoyandose en el banco de la pequeña plaza de la universidad. Mientras el humo atravesaba su garganta no podia parar de pensar en lo ocurrido días atrás, algunos estudiantes y caras reconocibles pasaban a paso rapido cerca de el, pero T ya no estaba alli, estaba en su mundo, en su pompa, reviviendo la tarde de aquel día.
- ¿T es que no te importa nada?!, ¿No puedes por un momento tener la madurez de decirme a la cara que la besaste?
A Sara le comenzaron a brotar pequeños cristales de los ojos. T simplemente sacó un cigarro pero Sara se lo quitó rapidamente de los ojos.
-Que me mires cuando te hablo. - inquirió Sara.
T no contestó, no porque fuera un cobarde sino porque los chicos como el saben que mostrar los sentimientos significa perder mucho más. T la miró a los ojos, la apartó de el y se encendio el cigarro.
-No se que esperabas solucionar viniendo hasta aqui si no ibas a decir nada. Largate T.
-Siempre hay algo que decir. - T soltó el humo, agarró a Sara por la cintura y le dio un suave beso hasta que dejó de sentir la resistencia de ella.
-Adios Sara.- T la aparta, se coloca las gafas de sol y la deja alli inmobil. Total los sentimientos siempre terminan en algun otro cajón de la cabeza, piensa T mientras se dirige a la moto. T sabe que tal vez tendrá que verla de nuevo tarde o temprano, pero por ahora prefiere arrancar la moto y no ver por el retrovisor como ella cae al suelo llorando.
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Las ultimas gotas de lluvia daban paso a un enorme sol. T se ajustó la chaqueta de cuero negro y del bolsillo pequeño e interior sacó unas grandes gafas de sol, luego un cigarro y lo encendió apoyandose en el banco de la pequeña plaza de la universidad. Mientras el humo atravesaba su garganta no podia parar de pensar en lo ocurrido días atrás, algunos estudiantes y caras reconocibles pasaban a paso rapido cerca de el, pero T ya no estaba alli, estaba en su mundo, en su pompa, reviviendo la tarde de aquel día.
- ¿T es que no te importa nada?!, ¿No puedes por un momento tener la madurez de decirme a la cara que la besaste?
A Sara le comenzaron a brotar pequeños cristales de los ojos. T simplemente sacó un cigarro pero Sara se lo quitó rapidamente de los ojos.
-Que me mires cuando te hablo. - inquirió Sara.
T no contestó, no porque fuera un cobarde sino porque los chicos como el saben que mostrar los sentimientos significa perder mucho más. T la miró a los ojos, la apartó de el y se encendio el cigarro.
-No se que esperabas solucionar viniendo hasta aqui si no ibas a decir nada. Largate T.
-Siempre hay algo que decir. - T soltó el humo, agarró a Sara por la cintura y le dio un suave beso hasta que dejó de sentir la resistencia de ella.
-Adios Sara.- T la aparta, se coloca las gafas de sol y la deja alli inmobil. Total los sentimientos siempre terminan en algun otro cajón de la cabeza, piensa T mientras se dirige a la moto. T sabe que tal vez tendrá que verla de nuevo tarde o temprano, pero por ahora prefiere arrancar la moto y no ver por el retrovisor como ella cae al suelo llorando.
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