Dichosa melancolia, pero eso ya no importa...

Te conocí anoche, mientras miraba la ventana ajena, eres mi nueva amante y no nos separaremos, eres quien acalla mis gritos noche tras noche, quien escribe su nombre en Orión, quien rasga las paredes y destroza ventanas. Me has arropado al levantarte, silbante, sedosa y silenciosa diste la impresión de ser el mejor ente que he conocido, me diste de desayunar algo nuevo, variado, sorprendente y sabias que no buscaba una sonrisa.
Poco a poco me levantaste y me animaste a tirar los últimos restos de droga, tabaco, alcohol y pensamientos, llenastes la bañera de agua caliente, demasiado caliente pero eso ya no importa..., pusiste en el lateral de la bañera, cuchilla, tijeras y jabón, un jabón rosáceo que al contacto entrelazado de tus manos con mi piel dejaba un aroma suave, como a jazmín, pero eso ya no importa....
Me cortastes las largas melenas, me desprendiste de mi barba, y al reflejo del agua empecé a parecer humano, ya no era un retrato, ¿quien fui estos 3 últimos años?, nada importante, algo superficial, pero eso ya no importa...

Cuando estuve limpio me ayudastes a levantarme, aunque dejé de notar debilidad, y salimos a la terraza, el sol daba en cada esquina, no recuerdo muy bien cuanto hacía que no lo veía, pero sé que no olía a mar, estaría, creo, cerca de las montañas. Fuimos hasta un barreño y me diste una caja, al abrirla, lágrimas de acero, madera y cables cayeron de mis ojos, tú, siempre tú, de forma audaz me limpiaste con las yemas de tus dedos.
No temas dijiste, con voz suave y pausada, eras casi una canción; solo tuvistes que soplar y prendiste una llama en el barreño, antes de quemar la caja, volví a verla, a intentar comprender aquello que había dentro, era algo único, pero eso ya no importa....

¿Por qué haces todo esto? - pregunté.

Por la noche solo gritabas, y mostrabas tu agonía al mundo pero no hacías nada para remediarlo, te regocijabas en el dolor y pensabas que lo tuyo era único y no tenía remedio, eras un accidente.
Cuando se rompió el cristal supe que te habían herido y que no había palabras de por medio, así que yo te di luz, para que empezaras a creer de nuevo, te di agua para limpiar tus heridas, y viste que algunas estaban ya cerradas, la suciedad no te dejaba verlo, te corté el pelo, las barbas y te mostré en el reflejo así empezarías a recordar que una vez no sufristes, que no has de temer a todo y que puedes volver a sonreír, finalmente te di la caja, solo tú sabes lo que contiene y en qué forma te ata y por eso la quemastes, con fuego, con otra forma de luz y calor.
Hago todo esto para que puedas caminar, para que cuando la luz se vaya sepas buscarla por ti mismo, recuerda que cada estrella en la noche es un gran sol que ilumina otros planetas.


PD: el cuadro es La Mariée ("The Bride") de Marc Chagall.

Comentarios

  1. Verdaderamente bueno, muy muy bueno, y no soy yo de los que utilizan la palabra bueno con demasiada asiduidad. (si no lo has hecho, incrustalo en tu libro)

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  2. Muchisimas gracias Angel estos comentarios son los que explican porqué me animo a escribir día a día

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