Solo son escenas...




Tardes de Jueves parte 2 (de 3)

[La noche prometía y mas aun cuando en mis labios todavía se podían saborear los restos de un café acompañados de buena charla e ilusión, todavía no entendía como el se había atrevido a soltarme aquel discurso solo para preguntarme si quería tomar café, claro que yo se por que accedí a salir aquella tarde en vez de verlo directamente en la fiesta, sin duda era bastante mono, sus ojos verdes tenían un toque especial, siempre hablaba con propiedad , algo que le daba un toque un tanto interesante y cuando hablaba de algún tema del que yo sabia mas siempre tenia preparada alguna frase ingeniosa con la que obsequiarme,
He de decir que no esperaba que llegara mas tarde que yo, normalmente los chicos con los que había quedado tiempo atrás siempre llegaban puntuales por lo que me daban la oportunidad de ser yo la que los hiciera esperar, creo que esto empezó a ponerme de mal humor, era como tomar una dosis de mi propia medicina y encima cuando apareció al final de la calle se fue acercando con un cigarrillo en la mano y gran tranquilidad ¿Quién se cree este que es?, no me agrada tampoco el humo del tabaco ni su olor, estaba empezando me a poner furiosa. Al llegar se me acerco para saludarme, e hizo algo raro en vez de darme dos besos, me dio lentamente uno suave en la mejilla y se aparto despacito sin evitar mi mirada, me dejo anonadada, era como si la larga espera hubiera merecido la pena, sentí seguridad, me hizo recordar a buena fe el porque había quedado con el, mi cabeza me volvió a susurrar una de las típicas ideas shakesperianas, así que comencé a hablar la mayor cantidad de tiempo posible para no escucharme, para no tener que regañarme por tener un cerebro que le roba ideas al corazón, ¡Ladrón¡.
Cuando llego el café a la mesa en la que nos habíamos sentado empezó a sonar de fondo una de esas canciones de jazz con voz negra que a pesar de no tener ni idea siempre te llegan,
Tomates, verdes, fritos – dijo suavemente con una media sonrisa;
- ¿Cómo?
Si, la canción que suena de fondo es de esa película, tomates, verdes, fritos – repitió manteniendo su pose informativa; esta vez habia acertado, sabia perfectamente en donde posaba mi atención, tal vez sea uno de mis pequeños defectos, atender al sonido antes que a otros sentidos, ese defecto comenzó a temprana edad cuando mis padres aun me obligaban a dar clases de chelo en la casa de Londres.
Esto derivo en toda una gran conversación sobre nuestro gusto por el cine y termino en protesta sobre nuestra desigualdad de pensamientos respecto a las comedias románticas y la fidelidad de la película romeo más Julieta, esa versión moderna en la que aparece Leonardo di Caprio en el papel de Romeo, el argumentaba que tal vez le sobraban escenas de violencia y que prefería la obra de teatro antes que la película.
El reloj de la cafetería seguía tatuando el tiempo en la pared y la tarde llegaba a su fin, a cada minuto restante todo parecía tornarse hacia una conversación aun mas interesante, como una buena historia de las que te atrapan y te obligan a seguir leyendo.
Verdaderamente me gustaba, y quería demostrárselo, llevaba yo un buen rato trasteando uno de mis mechones de pelo y se me ocurrió posar lentamente mi mano sobre la suya, ni si quiera se sorprendió, hizo que todo pareciera natural, giro la muñeca y me la agarro de forma firme y suave, como cuando los niños de pequeños cogen el típico perrito que les regalan por navidad, solo que esto a mi parecer era mucho mas valioso que una mascota, me extrañó el tacto de mi piel con su piel, parecía una extensión de la mía propia, tan bien fue raro el calor que desprendía, no era normal, ¿habría venido enfermo, o con fiebre?.
Mm.. Tony, tu mano esta ardiendo – intente que no se notara mi ansia por saber la causa.
- sonrió abiertamente y poso la otra mano sobre la mía, atrapando mi mano completamente – Hasta las manos de los santos tocan los peregrinos y el tocar Palma con palma es el beso del palmero – dijo citando precisamente a Shakespeare; - supongo que eres tu la que esta fría.
- ante ese juego no me iba a callar, así que me defendí con sus mismas armas - Si profano con mi indigna mano este sagrado santuario pecado de amor será – retire mis manos citando las palabras de romeo.
Se acerco muy lentamente hasta quedarse a solo unos centímetros de mí – Mis labios peregrinos ruborizados quisieran hacer penitencia con un dulce beso.
Todo se paro, no había sonido, no había nadie, solo sentía ese increíble calor cabalgando por mis labios, estendiéndose hacia todo mi ser por la garganta, terminando con lo que quedaba de tarde dando paso a la noche, ¿Sabia yo lo que es amor?, ojos jurad que no, por que nunca había sentido una belleza así.
- Lilith – me llamo mientras se separaba lentamente de mí hasta colocarse en la línea del final de la mesa. - Sé que hay muchas razones para que esto te resulte raro, pero desde el principio, se que todo es obra de la casualidad, la circunstancia y de la lluvia.
La lluvia siempre tiene la culpa – dije titubeando.
Decidí que no debíamos alargar mas el buen momento así que me levante para coger el abrigo y de paso acercarnos a la barra a pagar , el se ofreció a acompañarme; durante la media hora que tardamos en llegar estuvimos en silencio, creo que el notó mis miradas disimuladas, aun así no me fije demasiado en si me eran respondidas, se le veía algo ensimismado, al llegar al portal saque las llaves y nos despedimos, fue una sonrisa mutua, le pregunte sobre la fiesta y el respondió que iría pero que llegaría seguramente algo tarde, creo que a los cumpleaños no se debe llegar tarde pero siendo el de un amigo no muy conocido tendrá disculpa, se produjo un momento incomodo, como si el esperara alguna especie de recompensa por acompañarme, por supuesto que me apetecía besarle pero tenia miedo de que al saciar mis ganas se rompiera la magia de antes y los siguientes besos no fueran lo mismo.]

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